En el calzado de seguridad en particular, dado su uso intensivo y la importancia crítica de sus prestaciones (antideslizante, repelencia al agua, etc.), esta atención resulta aún más relevante. Por ello, decididos a garantizar el máximo confort y la mejor protección incluso después de varios meses de uso, recopilamos aquí algunos consejos útiles para conservar de la mejor manera tu calzado Giasco.
Abrir bien el zapato antes de introducir el pie y, si es necesario, utilizar un calzador para evitar someter el contrafuerte (inserto presente, entre la parte superior y los forros, en el talón) a presiones continuas.
Atar correctamente el calzado para evitar que el pie se mueva por dentro y frote contra el forro desgastando éste y el calcetín.
Reducir la humedad que emana del pie humano, causante de olores desagradables, que es absorbida y acumulada por el zapato. Para ello, déjelos ventilar, extrayendo si es posible la plantilla, en un lugar ventilado después del uso.
Elimine la suciedad periódicamente con un cepillo suave o un paño humedecido y, a continuación, aplique productos nutritivos y pulidores de manera uniforme en la parte superior para reforzar el cuero y evitar que los agentes externos afecten sus características iniciales.
En caso de calzado mojado, manténgase alejado de radiadores o fuentes de calor, ya que secarían el zapato haciéndolo duro y agrietado. Rellenar los zapatos con papel de periódico, para permitir una rápida absorción de la humedad.